
Valerith es callada. Es de tan pocas palabras que no parece una campeona en Lengua.
Tiene once años. Vive en Montalbán, el más escondido de los pueblos del estado Carabobo, en una pequeña casa que por un lado muestra el azote de la precariedad y por el otro exhibe mesas con trofeos deportivos y paredes repletas de medallas, diplomas y fotos de muchos logros. En esa estrecha y humilde vivienda vive con su mamá, Yaneth, con sus tías Yohana y Yolmary y con sus primos Alfredo, Enrique y Edmar.
A Yaneth le ha tocado criar y mantener sola a su única hija. Desde hace pocos meses, y después de estar casi un año desempleada, trabaja en una charcutería de Montalbán, un sitio golpeado por la pobreza extrema. Allí gana veinticinco dólares semanales.
Valerith está en 5º grado de primaria. Asiste a una escuela pública, una de las más grandes de Montalbán, en la que los cuatro años anteriores o no hubo clases o hubo solo dos veces por semana. Es decir, cursó de 1º a 4º con el llamado horario mosaico, una modalidad permitida por las propias autoridades educativas frente a la negativa de los docentes de laborar de lunes a viernes por un sueldo que no llegaba (no llega aún) ni a 10 dólares mensuales.
Verdades incómodas
En cierto punto de cuando Valerith cursaba 2º grado, al revisarle los cuadernos, Yaneth comenzó a notar que la mayoría de las tareas eran puntuadas con la máxima calificación. Cualquier otra madre se habría alegrado y llenado de orgullo; pero Yaneth fue capaz de ver operaciones matemáticas incorrectas y faltas gramaticales “premiadas” con altas notas: “Errores de ortografía de mi hija… y también de la maestra…”
El dinero no sobraba, pero aún así Yaneth decidió hacer algo al respecto: inscribió a Valerith en “tareas dirigidas”. La apuntó en uno de esos también llamados centros de reforzamiento pedagógico, devenidos en microescuelas, que, en Montalbán, y al parecer en toda Venezuela, se encuentran por doquier.
De acuerdo con recientes estudios realizados por el grupo de investigación Un Estado de Derecho (UED), el brote espontáneo, no planificado, de estas “tareas dirigidas”, en esencia muestra a una educadora con ganas de seguir educando, de servir a su comunidad, y con necesidad de obtener ingresos haciendo lo que mejor sabe hacer. Muestra también, agregan, a una familia que busca mejor educación, una centrada en las capacidades particulares de cada niño. Y, en suma, enfatizan, muestran a estudiantes aprendiendo realmente, contentos. Las microescuelas son mucho más que dirigir tareas, recalcan en UED. Son, afirman, una respuesta al colapso del sistema educativo, una buena adaptación a las inevitables transformaciones de la enseñanza, una alternativa que debe tomarse en cuenta. “Son, sobre todo, una realidad; la evidencia de que la comunidad autoorganizada es capaz de crear soluciones”.
Valerith asistía con entusiasmo a la microescuela. Disfrutaba aprendiendo y siempre quedaba con ganas de más. Pero un día eso cambió: ya no quería ir a las tareas dirigidas, porque se aburría al sentir que no había retos para ella, que todo era muy fácil.
La maestra de la microescuela, informada por Yaneth y animada por el desafío, entonces le dio a Valerith exactamente lo que pedía: más y más conocimientos, aunque estos estuvieran por encima de su grado de escolaridad. El orgullo de Yaneth brota genuino, desde el brillo de sus ojos y de su sonrisa franca, al contar esta parte de sus vidas, pues -refiere- ella tuvo que dejar inconclusa su carrera universitaria.
Camino a las medallas
En 2023, la microescuela de Valerith la inscribió en las Olimpiadas Recreativas (OR) de Matemática y Lengua, competencias organizadas por la Fundación Motores por la Paz (Fmplp). Su centro de tareas dirigidas participó como parte de El Bello Árbol, la primera red venezolana de microescuelas.
Fue la primera participación de Valerith, junto con la de otros ochenta niños de veinte microescuelas de su municipio. Yaneth la apuntó teniendo ya una buena idea de sus capacidades, pero en ese apurado estreno, para el cual no hubo casi tiempo de preparación, Valerith ni clasificó ni ganó medalla.
El esplendor le llegó en 2024: Ella y sus primos Randy Ordóñez y Enrique Romero no sólo clasificaron a la fase regional de las OR, sino que, en ese segundo nivel, ganaron medalla de oro en Lengua y, por tanto, pasaron a la prueba nacional. Estos tres niños de Montalbán están, por tanto, en lo más alto, en el 3% de mejor rendimiento entre los aproximadamente 80 mil participantes del resto del país.
En esta fase, la nacional, la máxima, Valerith llegó aún más lejos: alcanzó una Mención Honorífica.
El año pasado, El Bello Árbol participó con una delegación de 108 niños y este 2025 va con 212 participantes, incluida Valerith, quien se ha preparado con mucha disciplina para el nuevo reto.
Las primeras pruebas de las OR, las preliminares, son presenciales, con exámenes de papel; mientras que las segundas, las regionales, son en línea, a través de una computadora o teléfono móvil.
De las preliminares, Valerith rememora airosa: “Hice todo calmada. Quería leer bien las preguntas. Tenía tiempo. ¿Para qué apurarme?”.
Al preguntarle por el grado de dificultad de las pruebas, contesta de inmediato, como sin necesidad de pensárselo: “Fáciles”. Cuenta que sintió más confianza en las de matemáticas que en las de lengua; pero para sorpresa de todos, y en especial de ella misma, el pase a regionales, la medalla de oro y el avance a la fase nacional, los obtuvo por su sobresaliente puntuación en lenguaje.
Las OR de matemática y lengua buscan conocer y potenciar las habilidades numéricas y lingüísticas de los escolares venezolanos. A través de estas competencias, que se realizan desde hace más de treinta años, se identifican niños con altas capacidades intelectuales: niños como Valerith, quien, si bien obviamente ya tenía bastante idea de su capacidad extraordinaria, con las pruebas de las OR tuvo una confirmación, acreditada nacional e internacionalmente, de su inteligencia superior.
En las evaluaciones virtuales reina el nerviosismo, pues aun cuando el equipo de El Bello Árbol activa un completo operativo de contingencia para las infaltables fallas de electricidad, en Venezuela, y mucho menos en las montañas occidentales carabobeñas, ninguna redundancia es suficiente.
Contra todo pronóstico, sin embargo, tanto el día de las pruebas regionales, en mayo de 2024, como el de las nacionales, el mes siguiente, no hubo cortes de luz que impidieran a los clasificados cumplir sus compromisos.

El equipo de corresponsales de la Agencia Francesa de Prensa (AFP) reportó, en directo desde la estación experimental de El Bello Árbol, en Montalbán, a Valerith, Randy y Enrique presentando sus pruebas nacionales de lengua. El emocionante logro de estos tres niños venezolanos es una noticia que le sigue dando la vuelta al mundo.

A esta buena noticia le siguió una mejor: la de que Valerith conseguía Mención Honorífica en la prueba nacional y era invitada a Caracas para un acto especial de premiación.
En lo más alto
Ella nunca había estado en la capital del país. Así que la gente de El Bello Árbol les organizó, con gran esmero, el viaje a Valerith y a Yaneth. Llegaron a Caracas la tarde previa al día de la ceremonia, brillando de alegría y de satisfacción.

El sábado 29 de junio, en la mañana, la niña más sobresaliente de Montalbán subía a la tarima a recibir una medalla más, mientras Yaneth, sentada en el imponente auditorio de Fundación Empresas Polar, se sentía desbordada de emoción.

Desde Montalbán, cientos de personas seguían el minuto a minuto de la premiación a través de las redes sociales de las OR y de El Bello Árbol. Y también estallaron en un coro de vítores y aplausos: “¡¡¡Bravo, Valerith!!!, “¡¡¡Bravo, Valerith!!!”, apenas el maestro de ceremonia anunció su nombre.

De un garabato a un futuro
Valerith se mostró feliz de haber conocido, aunque brevemente, Caracas, un lugar diferente al poblado rural del que nunca había salido y donde residen todos sus afectos: donde, en medio de una realidad de durezas, sueña sus primeros sueños de futuro.
Hasta hace poco, en ese porvenir solo se veía como jugadora de voleibol, deporte que practica con gran entrega y en el que también brilla gracias a su talento y al 1.63 metros de estatura que mide a sus apenas once años.
Hasta hace poco, incluso después de su enorme triunfo en las OR, al hablar con Valerith quedaba el sinsabor de una duda: la de no saber si ella es suficientemente consciente de su potencial intelectual y si visualiza todo lo que podría lograr, por sus propios méritos, gracias a él. No quedaba claro si es que ella aún no comprendía la magnitud de sus posibilidades o si era todo lo contrario: las comprendía con la misma facilidad con la que capta y procesa todo a su alrededor, pero a su peculiar manera, sin efusividades verbales, calladamente:
A comienzos de junio de 2024, tres semanas antes de viajar a Caracas a recibir la Mención Honorífica de las OR, Valerith participó en el primer concurso de dibujo El Bello Árbol con una creación que tituló “El sueño de una medallista”. Su obra, desarrollada a partir del famoso garabato del no menos famoso dibujante noruego Øistein Kristiansen, mostró a una niña durmiente y sonriente, con la cabeza plácidamente apoyada sobre una almohada rosada, soñando con un gran castillo multicolor y un carro amarillo.

Luciana Padrón Navarrete
@LucyPN
La asistencia de Valerith a su microescuela es pagada por El Bello Árbol Montalbán. Ella, además de otros treinta estudiantes destacados, se han ganado este apoyo económico de la beca El Bello Árbol gracias a su esfuerzo y, sobre todo, el de sus madres.
Asimismo, recibió una tableta ludomágica, un dispositivo con contenido especial para juegue con libertad, aprenda, y entrene en matemática y lenguaje.

Excelente! Es gratificante saber que aún hay padres que se ocupan de la educación de sus hijos y buscan la excelencia para ellos. Pero mejor aún es saber que existen éstos espacios educativos dónde pueden aprender mucho más e incentivan a los jóvenes a ser mejores
Felicitaciones a valerith y a todos éstos jóvenes que participan.
Brillante!
Es una bendición tener la certeza de jóvenes como Valerith, son el futuro de nuestro país y que a pesar de todas sus carencias tienen un tesoro en sus mentes y en sus corazones, en sus ganas de salir adelante . . Felicitaciones !
Esto es magnífico. 👍✌️
Que hermoso trabajo!. Personas que hacen la diferencia.👏