“El futuro de la formación educativa pareciera ahora depender del esfuerzo de las comunidades que buscan su propio camino.”
Con estas palabras, Francisco Olivares, decano del periodismo de investigación venezolano, cierra su nota, publicada en El Estímulo, sobre los resultados del estudio que acometimos en Petare.
El futuro de la educación depende del esfuerzo de cada uno de nosotros en la búsqueda de nuestro propio camino. Nada más, nada menos.
Esta es la reflexión que nos deja caer a los venezolanos el maestro Olivares, luego de tener ante sí unas evidencias científicas, aunque de una pesquisa exploratoria, en torno al fenómeno de las tareas dirigidas que ha brotado en Petare; y de conocer, por su propia experiencia, la Venezuela que muestra este estudio: maestras, madres, padres, abuelitos, y especialmente los niños, abriéndose una senda de superación.
Así no más, como quien no quiere la cosa, nos desliza una línea del futuro venezolano y nos señala como los responsables de hacerlo realidad. No en vano esa oración final fue acentuada por Olivares al ubicarla justo ahí, de salida, en su reporte titulado: “Tareas dirigidas: el barrio invierte para compensar fallos de la educación pública”[1]
El futuro, como todo, tiene un inicio; quizá, en materia de educación, sea hoy.
El pasado, el contexto y unos actores
Venezuela sufre una emergencia humanitaria compleja que, obviamente y entre otras formas, se manifiesta en una devastación educativa.
El proceso educativo formal, el planificado por el Estado, ha quedado prácticamente paralizado en todo el país. Esto según informes de organizaciones e instituciones internacionales y nacionales. Y según lo que cada venezolano constata, padece, a diario, de forma directa.
Esta paralización y este déficit se han manifestado, a juicio de la mayoría de los expertos en educación, como un rezago en el aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes y una pérdida de sus capacidades y hábitos de estudio.
La crisis desencadenada por la pandemia mundial no ha venido más que a profundizar esta violación masiva del derecho humano a la educación de los estudiantes venezolanos.
En el estado Carabobo, y más claramente en los municipios rurales, la emergencia educativa ha sido agravada por un contexto de pobreza extrema. La actividad económica principal, la agricultura, se ha visto afectada además por contaminantes y plagas que han profundizado la debacle. Tanto el gobierno central como el estadal carecen de los planes, materiales y recursos básicos para impulsar una reactivación de la economía y mucho menos para asumir sus obligaciones en materia de derechos humanos.
Hemos investigado de manera preliminar la situación en Montalbán, Carabobo. Con una población de 28 mil habitantes, ubicado a unos 160 kilómetros de Caracas, la matrícula escolar es de 3 mil 653 estudiantes, de los cuales 1 mil 717 son niños y 1 mil 936, niñas. Abarca desde preescolar hasta media general.
Del diagnóstico inicial acerca de la realidad educativa en esa localidad hemos corroborado que el proceso educativo, y al menos desde el inicio de la pandemia a principios de 2020, está, acaso, en modo simulación.
Son muchos los factores que inciden en esta realidad: la falta de docentes, que se han retirado ante las pírricas condiciones salariales (sueldos menores a los 10 US$ mensuales); el deterioro, casi ruinas, de los establecimientos educativos públicos (en el municipio hay 25 escuelas, de las cuales 13 son del poder central y 11 del regional); hay un solo plantel privado, un liceo con una matrícula de 56 estudiantes; la normalización, en la comunidad y en muchas familias, de esta situación, dramática, de violación generalizada del derecho humano a la educación; los intentos de los gobiernos nacionales y estadales para revertir esta situación han sido una farsa o, en el mejor de los casos, una prueba incontestable de incompetencia.
Lo cierto es que este año escolar, que empezó en octubre de 2021, las actividades en ninguno de los 24 establecimientos educativos públicos del Municipio han sido normales. Realmente puede afirmarse, de nuestras investigaciones y diferentes fuentes, que está en mínimos.
El futuro y otros viejos, pero nuevos actores
En la referida investigación preliminar sobre la realidad educativa en Montalbán hemos detectado la existencia de algunos actores no tradicionales. ¿Podrán autoorganizarse de modo que generen otras y mejores formas de responder ante los retos actuales?
No solamente constatamos, pese a la apatía generalizada, la existencia de algunas familias que ya han asumido la responsabilidad de la educación de sus hijos, sino también la aparición de otros actores que han empezado a involucrarse en la búsqueda de soluciones para mitigar el rezago educativo en la comunidad. Entre esos actores hay cuatro que consideramos de mucha relevancia:
Por un lado, tenemos evidencia de que muchos docentes han abierto sus casas y espacios disponibles para ofrecer a las familias de la zona tutorías personalizadas para sus hijos, creando centros pedagógicos alternativos o casas de reforzamiento o tareas dirigidas. Hemos identificado inicialmente 51 de ellos. Cada uno de estos docentes atiende alrededor de 20 estudiantes, en acuerdos voluntarios con sus padres y/o representantes.
Por otro lado, pese a la depresión económica, muchos comerciantes y asociaciones empresariales de la zona han mostrado interés en facilitar recursos para atender esta emergencia.
Asimismo, en las recientes elecciones municipales, un nuevo Alcalde ha tomado posesión y se ha encontrado con que el Municipio, pese a tener competencias concurrentes en materia educativa según la Constitución, no las ha asumido de manera efectiva. El gobierno municipal parece ahora dispuesto a desarrollar un plan estratégico educativo realista y urgente, aprovechando las capacidades ya operativas en la comunidad.
Por último, nos topamos también con algunos líderes comunitarios y organizaciones de desarrollo social, ya sensibilizadas ante esta violación de los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes de la comunidad, que quieren aportar su esfuerzo y trabajo en esta materia. Hasta ahora no han dispuesto de condiciones favorables para detectar, promocionar y gestionar las vías más eficientes de afrontar la emergencia educativa.
Este análisis preliminar, y consecuente con el objeto y misión de Un Estado de Derecho (UED), nos ha llevado a identificar un problema social de fondo en el que podríamos intervenir para generar capacidades en los diferentes actores interesados y facilitar una actuación coordinada y colaborativa entre todos ellos para que afronten, con urgencia, la situación dramática actual y mitigar, al menos, el rezago, cada vez mayor, en la educación de niños, niñas y adolescentes de la comunidad.
De Petare (y sin irnos) arrancamos para Montalbán.
Dato y relato, dato y relato
Eso de que el futuro inicia hoy no es, en realidad, tan cliché. Los próximos esfuerzos de esta “red de amigos soñadores” que es UED se dirigirán en investigar, en campo, empíricamente, el derecho humano a la educación de los niños montalbaneros. Vamos de la mano de mi tutor, Klaus Jaffe, profesor emérito de la Universidad Simón Bolívar (USB), autor del libro Las raíces de la sinergia y su impacto en la sociedad,[2] y quien no cesa en insistirnos en llevar adelante este experimento de sinergia educativa.
El presupuesto de todo esto es la libertad. Esperamos ser un catalizador de las capacidades y potencialidades de los distintos actores en el proceso educativo en Montalbán, a fin de que ensayen y generen soluciones orgánicas y eficientes. Estas soluciones no pueden ser impuestas desde arriba, deben surgir desde abajo. Deben crecer en la medida en que ganen adeptos más individuos que optan por esa alternativa, en lugar de otras, porque las valoran más satisfactorias. Es del ensayo y error, de la prueba y el testeo, de la competencia entre variedad, que surgirán las soluciones más evolucionadas.
En Montalbán plantearemos la propuesta de libertad educativa. “El futuro de la formación educativa pareciera ahora depender del esfuerzo de las comunidades que buscan su propio camino.” Ya veremos.
Y ya estamos viendo patrones similares a los identificados en el estudio exploratorio, de caso, en Petare. También hemos palpado, con nitidez, las mismas emociones en sus actores. Quizá este experimento pruebe que una educación a través de centros alternativos de enseñanza, de tutores o mentores, preceptores, que dirijan las inquietudes innatas de los estudiantes, resulta ser la respuesta óptima para la tragedia educativa actual. Quizá este experimento deje en evidencia que el rey está desnudo, que no hay engaño posible que tape lo absurdo del planteamiento de procurar una educación de calidad a cada niño, niña y adolescente a través de un órgano central, que asuma esa “obligación” de manera monopolística, en desmedro de la libertad de las personas de emprender en educación y de los padres de decidir, entre innumerables alternativas, la que mejor le asista en cada caso a sus hijos.
Y lo haremos como hasta ahora: Dato y relato. Dato, dato y relato. En eso consistió el estudio que acabamos de difundir sobre Petare.
Por un lado, analizaremos los problemas desde la complejidad, identificaremos esos problemas, y sus eventuales soluciones, sometiendo la validez de cualquier conjetura a la realidad, a una evidencia práctica que pueda medirse, verificarse objetivamente y, por tanto, refutarse. El derecho humano a la educación lo analizaremos con metodología interdisciplinaria y empírica. Procura científica.
Por el otro, incorporaremos un componente fundamental para las ciencias sociales: las historias personales, la narración de las vidas de los involucrados a fin de que los demás entendamos sus emociones. Estos testimonios, de sacrificio y superación, de injusticia y de logros, nos conmueven a todos. Son el reflejo que la naturaleza nos ha proporcionado: la emoción previa a toda acción.
Quien quita que, analizado el derecho humano a la educación desde esta perspectiva interdisciplinar y empírica, experimental, nos hallemos con que son las “tareas dirigidas”, que ya sabemos consisten en mucho más que dirigir tareas, el orden espontáneo que brote desde las comunidades para compensar los fallos de la educación centralizada.
Ya fuimos tras unas pistas en Petare y encontramos porque buscamos. Es lo que haremos de nuevo en Montalbán. Conforme avancemos, compartiremos los hallazgos por nuestras redes. Datos y relatos. ¿Se suman?
Antonio Canova González
[1] https://elestimulo.com/el-bello-arbol-petare-tareas-dirigidas-educacion-un-estado-de-derecho/
[2] https://www.amazon.com/-/es/Klaus-Jaffe/dp/1656634783
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